Con el nuevo año,
2017, el gobierno británico ha lanzado una nueva campaña publicitaria para
conseguir nuevos profesores, sobre todo de enseñanza secundaria (https://www.youtube.com/watch?v=rVCvxDzGWKU ).
Esta campaña
publicitaria deriva de una profunda crisis de profesorado británico. Las
razones para esta crisis son varias: excesivas horas de trabajo debido a que el
profesor debe ser ante todo creativo y divertido en todos los segundos de su
trabajo, excesivas horas de trabajo debido al intento de convertir al
profesorado en tutores a través de la corrección de cuadernos semanalmente o
mensualmente, la idea prevalente de que el alumno viene al colegio a pasárselo
bien sobre la obligación del alumno de trabajar, escasa o nula formación del
profesorado británico, obligación de trabajar con los alumnos mediante un
sistema de objetivos, uso de nuevos recursos sólo porque son nuevos sin que se
analice si son efectivos o no, completa falta de disciplina hasta en los
colegios clasificados de "excelentes",...
Concentrémonos hoy en
los primeros 8 segundos del vídeo. Se nos muestra como grado de satisfacción
máxima del profesor el haber logrado que un alumno sea el primero en lograr ir
a la universidad en su familia. Atención al alumno, de origen claramente no
británico. ¿Es posible conseguir que un alumno sea el primero en lograr ir a la
universidad en la educación británica actual? La respuesta es claramente no,
Kevin no tiene ni la más remota posibilidad de llegar a la universidad. El
problema no se halla en el profesorado sino en el diseño de la educación
inglesa.
¿Hay algo de verdad
en esta parte del vídeo? Sí, todos los alumnos llevan uniforme durante la enseñanza
obligatoria en Gran Bretaña, las clases están llenas de vistosos posters de
colorines, las pizarras tienden a ser las más innovadoras tecnológicamente
hablando, todos los alumnos tienen su cuaderno porque normalmente está
prohibido que los saquen del colegio, y no hay ni un solo libro en los pupitres.
La educación británica
se basa en la clasificación de los alumnos en las notas que deben sacar u
objetivos a alcanzar. Es decir, lo primero que un profesor británico le va a decir
a cada alumno, de manera personalizada, es qué nota debería sacar. Por ejemplo,
si un profesor tiene cuatro alumnos John, Mary, Henry y Emma, desde el primer
día el profesor tiene la obligación de decirle a sus alumnos qué notas tienen
que sacar (objetivos a alcanzar). Supongamos que es un profesor de lengua
inglesa, le dirá a John que tiene que trabajar para conseguir un 5, a Mary que
tiene que trabajar para conseguir un 3, a Henry que tiene que trabajar para
conseguir un 7 y a Emma que tiene que trabajar para conseguir un 2. Los alumnos
son informados de esta manera sobre qué notas tienen que sacar al final de
curso y durante todos los controles que hagan durante el curso. La consecuencia
en el cerebro del alumno es que no importa lo que haga, sus notas han sido
fijadas de antemano. Es decir, el alumno nunca podría convertirse en un médico, siquiera un enfermero porque su
objetivo en la vida jamás podrá ser ese. Por lo tanto, el alumno decide que
para qué se va a esforzar y luego se encuentra atrapado en un mundo cruel en el
que no tiene posibilidades de conseguir superarse a través del esfuerzo. Es decir,
el colegio de secundaria se convierte en una especie de cárcel en la que hay
que estar todos los días.
¿Cómo se fijan las
notas de los alumnos de antemano? Usando estadísticas y aplicándolas de
antemano (un poco como cuando se hacen encuestas electorales y el resultado
queda fijado antes de las elecciones, como por ejemplo en las elecciones
americanas entre Trump y Hillary Clinton, sólo que asegurando que sale Hillary
Clinton al final). ¿De dónde salen las estadísticas? De distintas fuentes:
estadísticas por barrios, notas previas de los alumnos, estadísticas por grupo
étnico, ... Desglosemos dos de éstas.
De las distintas
empresas que se dedican a hacer estadísticas de alumnos podemos destacar dos:
HEFCE y FFT (Fischer Family Trust).
HEFCE posee datos
sobre las estadísticas por barrios y proporciona la información sobre en qué
barrios los estudiantes van a la universidad (ver http://www.hefce.ac.uk/analysis/yp/POLAR/
). Estas estadísticas se pueden complementar con otras hechas por el gobierno
sobre quiénes van a Formación Profesional o ni siquiera acaban la
secundaria obligatoria. Mary y Emma viven en barrios donde los estudiantes no van a
la universidad ni a la Formación Profesional, por lo tanto, los objetivos de
sacar un 3 y un 2, respectivamente, están claramente bien puestos. De acuerdo a
las estadísticas, aplicadas de antemano, sería muy extraño que ninguna de las dos
llegara a la universidad. De esta manera se impide la movilidad social,
económica o cultural que la enseñanza ofrece fuera del Reino Unido. ¿Tendrá el profesor
británico alguna duda al respecto de haberles contado a sus alumnas que su
única aspiración en el colegio es sacar un 2 o un 3? No, no tendrá ninguna duda
o sentimiento de culpa, puesto que como profesor debe decirles a los alumnos
hasta dónde pueden llegar. ¿Saben los alumnos que en otros países se les oferta
trabajar para llegar a la máxima nota independientemente de su origen
socio-cultural o económico? No, el alumno británico se encuentra indefenso ante
la imposición de su destino. ¿Es legal esta intervención del profesor?
Totalmente y no se admite discusión, ya que el profesor será juzgado en función
de si ha acertado con los objetivos impuestos a los estudiantes. Debido al
barrio en el que viven, Mary y Claire no tienen ninguna oportunidad de llegar a
la universidad, ya que como les ha dicho su profesor, un adulto en el que se
supone deben confiar, ellas no están hechas para estudiar y salir adelante. Por
lo tanto, desde la tierna edad de 14 años, Mary y Claire saben que más de la
mitad de los sueños o aspiraciones que pudieran tener no están a su alcance,
sino que están condenadas a ni siquiera poder trabajar en el McDonald’s. Las
compañías británicas no contratan a personal que no haya sacado un mínimo de 4
o 5 al final de la secundaria obligatoria.
La FFT ofrece datos
de objetivos anteriores y resultados de exámenes de primaria (ver http://www.fft.org.uk/fft-aspire/target-setting.aspx
). No importa lo que pase entre los 12 y 14 años, las notas de los 14 años
están diseñadas en base a los objetivos y notas de primaria. Cojamos el caso de
John. John vive en un barrio donde el 100% de los estudiantes van a la
universidad. ¿Por qué le ha dicho el profesor que su nota tiene que ser un 5?
Cuando estaba en primaria sus maestros también le fijaban objetivos. ¿Cómo? En
base a sus ganas de trabajar, sin tener en cuenta si tenía habilidades para aprender
o no. Es decir, si John no quería hacer sumas de 2 cifras, se le cambiaba su objetivo (también llamado “personalización de la enseñanza”), a hacer sumas de 1 cifra.
John se quedaba contento, porque no quería trabajar, el maestro se quedaba
contento porque había acertado con el objetivo que John estaba dispuesto a
trabajar y luego podía contarles a sus padres que John progresaba adecuadamente
cumpliendo con sus objetivos. Eso sí, los padres nunca tienen información sobre
estos objetivos y por tanto no pueden juzgar lo que pasa en el colegio. Es
decir, no pueden apretarle las tuercas al niño en casa porque el niño siempre
va bien. Los bajos objetivos impuestos por los maestros dieron como resultado
que John terminó la primaria sólo sabiendo sumar y restar, cuando en cualquier otro
país hubiera estado claro que a John le faltaba que lo pusieran a trabajar en
el colegio y que sus padres se lo recordaran de vez en cuando. En otro país el
maestro se hubiera dado cuenta de que John era un muchacho inteligente, tan
inteligente que quería evitar trabajar durante las horas de clase. En Gran
Bretaña, el maestro no sabe juzgar la capacidad de aprendizaje del niño, puesto
que en su formación (escasa y de menos de un año) no ha habido ni tiempo para
entender la psicología del niño. El resultado de la primaria inglesa ha sido
pues conseguir que John no aprenda ni la mitad de lo que se espera de un niño
en primaria. Las bajas notas de John (o bajos objetivos) determinan que como
mucho puede conseguir el objetivo de sacar un 5 en secundaria. De esta manera John,
que en principio viene de un barrio donde todos los estudiantes son universitarios,
verá como al final de su secundaria su única opción es optar por una Formación
Profesional. ¿Tiene el profesor de secundaria remordimientos por los objetivos
de John? No, las estadísticas de la FFT predicen que John no puede sacar más de
un 5, por lo tanto el profesor ha hecho bien su trabajo. Es más, siempre les
puede decir a los padres que John está cumpliendo con sus objetivos, con lo
cual los padres no podrán objetar hasta que sea demasiado tarde (cuando John no
logre ni sacar un 5). En otro país el profesor de secundaria habría hablado con
John, y le habría dicho que tenía que ponerse las pilas, trabajar, puesto que
él era capaz de llegar a la universidad, que tenía que pensar seriamente en su
futuro, que si lo que quería es ser médico tenía que trabajar para conseguirlo.
Pero en Gran Bretaña no existe la más remota posibilidad de que John pueda
conseguir ser médico, puesto que su objetivo no le sirve para eso, y él, como
alumno, no tiene poder para cambiar su objetivo.
¿Y qué pasa con los
alumnos que vienen desde el extranjero en mitad de su educación obligatoria?
Para estos alumnos se considera que sus notas son 0, puesto que se considera
que los sistemas educativos no británicos son inferiores (eso sí, los alumnos
de primaria en España consiguen finalizar la primaria habiendo aprendido a
multiplicar y dividir, algo que en Gran Bretaña no se logra). Por lo tanto, los
hijos de los inmigrantes son dirigidos automáticamente a objetivos bajos, como
mucho un 5. Da igual las notas que hayan sacado en otros países, con sistemas educativos
no corruptos, las estadísticas predicen que no van a salir adelante. Así es
normal encontrar en Gran Bretaña a hijos de inmigrantes que soñaban en sus
países de origen ser médicos, que eran alumnos brillantes en sus países de
origen, convertidos en taxistas con mucha suerte (caso real).
Es decir, el vídeo
para atraer a profesionales hacia el profesorado empieza con una gran mentira:
la posibilidad de la movilidad socio-cultural o económica a través del sistema
educativo británico. El sistema educativo británico, a través de un diseño
perfectamente corrupto, no lo permite.
Es más, durante las
clases el profesor tiene como obligación decirles a los alumnos, "los que tienen
como objetivo un 2 no hagan los ejercicios del 2 al 7, sólo el 1, los que tienen
que sacar un 5 hagan el 1 y el 2, los que tienen que trabajar para conseguir un
6 o 7 que hagan los primeros 5 ejercicios, y los que van a por el 8 o 9 que
hagan todos los ejercicios". Así hora tras hora de “personalización de la
enseñanza”. Para esto los recursos británicos de enseñanza se hallan
organizados para que el que va a aprobar no se tenga que leer y estudiar todo. Véase
como ejemplo esta página web donde aparecen los temas de mates clasificados en
muy deficiente-suspenso (G, F, E (1, 2, 3)), suspenso a aprobado (D, C (4, 5))
y bien, notable, sobresaliente (B, A, A* (6, 7, 8, 9): https://corbettmaths.com/more/practice-questions/. El tema de
los recursos británicos es muy largo y de él se podría hablar otro día.
El sistema de educación
británico, otrora considerado excelente, ha devenido en un sistema corrupto,
donde el profesor/maestro no es ni puede llegar a ser un profesional de la enseñanza,
donde un alumno brillante puede ser dirigido desde 1º de primaria hacia no
acabar la secundaria, generando escasez de profesionales tan necesitados por la
sociedad británica actual. Mientras tanto los profesionales de otros países no
dejan de emigrar hacia Gran Bretaña sin saber que sus hijos jamás tendrán las
mismas oportunidades que ellos tuvieron...
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